martes, 29 de enero de 2013

Comentario al evangelio del 29 de Enero

Mc 3,31-35: En aquel tiempo, llegaron la madre y los hermanos de Jesús y desde fuera lo mandaron llamar. La gente que tenía sentada alrededor le dijo: -«Mira, tu madre y tus hermanos están fuera y te buscan.» Les contestó: -«¿Quienes son mi madre y mis hermanos?» Y, paseando la mirada por el corro, dijo: «-Estos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre.» La vida cristiana no se compone de un Sí en un momento determinado de la vida, sino de unos continuos "síes". Su madre y sus hermanos son los que cumplen la voluntad de Dios. Muchas veces, estamos enfrascados en "hacer", pero ese hacer puede pasar que no es la voluntad de Dios. Nosotros, los cristianos somos los que tenemos que cumplir la voluntad de Dios. Esa es nuestra misión, nuestra dicha y felicidad. Podríamos decir que hay dos niveles: 1)la voluntad de Dios como sujetos pasivos. María aceptó la voluntad de Dios. En el Padrenuestro decimos que se haga la voluntad de Dios. Cuando, ante un acontecimiento, le pedimos a Dios que se haga su voluntad. En este caso, la acción recae sobre Dios y nosotros somos sus receptores. 2) la voluntad de Dios como sujetos activos. No sólo aceptar la voluntad de Dios, sino cumplirlas. En el nivel anterior nos quedamos muchos. Éste requiere más de mí. Dios le pidió a Abrahan "sal de tu tierra", o también que sacrifique a su hijo Isaac...Dios nos puede pedir mucho, hay que estar abierto a lo que Él quiera. Hace falta tener FE para confiar. SI TODOS CUMPLIERAMOS LA VOLUNTAD DE DIOS, no habría ni guerras, ni hambre, ni envidias, ni celos, ni paro...La voluntad de Dios es la salvación de la humanidad... Le pedimos a Dios que nos aumente la fe para que aceptemos la voluntad de Dios y la cumplamos en nuestra vida.

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