martes, 14 de febrero de 2023

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 15 DE FEBRERO DE 2023

 Mc 8,22-26: El ciego estaba curado y veía todo con claridad.


En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a Betsaida.

Y le trajeron a un ciego pidiéndole que lo tocase.

Él lo sacó de la aldea, llevándolo de la mano, le untó saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntó:

«¿Ves algo?».

Levantando los ojos dijo:

«Veo hombres, me parecen árboles, pero andan».

Le puso otra vez las manos en los ojos; el hombre miró: estaba curado y veía todo con claridad.

Jesús lo mandó a casa diciéndole que no entrase en la aldea.


Jesús cura a un ciego. Es una curación que va por partes. Dos veces tiene que ponerle las manos en los ojos. No es que se resistiera, sino que seguramente el evangelista nos habla en un contexto de catecumenado y de proceso de iluminación y curación.


Me fijo en la frase a modo de título: El ciego estaba curado y veía todo con claridad.

Es una afirmación muy clara y evidente, cuando estamos curados de la ceguera, lo vemos todo claro.

Es una curación total, sin secuelas. Así lo puede hacer Jesús también en nuestra vida. Si queremos, si le dejamos, si creemos en Él. Muchas veces, el impedimento es que no creemos que nos pueda curar del todo. Muchas veces arrastramos lo del pasado y no somos capaces de dejarlo.


El ciego al estar curado, veía todo con claridad. Siguiendo con la enfermedad del pecado, éste nos produce una ceguera, muchas veces imperceptible por la cual pensamos que vemos y en realidad lo vemos todo distorsionado. 






De la Verbum Domini nº 24“Así, la palabra que el hombre dirige a Dios se hace también Palabra de Dios, confirmando el carácter dialogal de toda la revelación cristiana,[74] y toda la existencia del hombre se convierte en un diálogo con Dios que habla y escucha, que llama y mueve nuestra vida. La Palabra de Dios revela aquí que toda la existencia del hombre está bajo la llamada divina”

De la Verbum Domini nº 25. “Cuando Dios revela, el hombre tiene que “someterse con la fe” (cf. Rm 16,26; Rm 1,5; 2 Co 10,5-6), por la que el hombre se entrega entera y libremente a Dios, le ofrece “el homenaje total de su entendimiento y voluntad”, asintiendo libremente a lo que él ha revelado”

[…] “ En efecto, la fe, con la que abrazamos de corazón la verdad que se nos ha revelado y nos entregamos totalmente a Cristo, surge precisamente por la predicación de la Palabra divina: «la fe nace del mensaje, y el mensaje consiste en hablar de Cristo”

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