lunes, 19 de julio de 2021

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 20 DE JULIO

 Mt 12,46-50: Señalando con la mano a los discípulos, dijo "Éstos son mi madre y mis hermanos".


En aquel tiempo, estaba Jesús hablando a la gente, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera, tratando de hablar con él.

Uno se lo avisó:

- Oye, tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar contigo.

Pero él contestó al que le avisaba:

- ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?

Y señalando con la mano a los discípulos, dijo:

- Estos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre.



Estos son mi madre y mis hermanos. Ciertamente es una expresión, cuanto menos extraña, complicada de entender. 

Jesús, en la vida pública, pasa enteramente a vivir dependiendo del Padre, “¿no sabíais que debía estar en las cosas de mi Padre?”. En este caso, el rol de María pasa de madre a, sobretodo a discípula. María seguirá siendo madre, y Jesús nos la entregará. A partir de ahora, de manera explícita no sale de sus labios la palabra madre referida a ella, sino mujer. Ella es la mujer, el prototipo de la mujer creyente y el hombre creyente porque “cumple la voluntad de mi Padre del cielo”. 


Aprendamos de María, mujer creyente. Cada gesto, cada palabra, cada mirada, cada pensamiento nos habla de una mujer volcada en Dios, seguidora de su Hijo Jesús y dócil al Espíritu Santo. 

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