domingo, 4 de julio de 2021

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 5 DE JULIO

Mt 9,18-26: Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, y vivirá.


En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un personaje que se arrodilló ante él y le dijo:

-Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, ponle la mano en la cabeza, y vivirá.

Jesús lo siguió con sus discípulos.

Entretanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto, pensando que con sólo tocarle el manto se curaría.

Jesús se volvió, y al verla le dijo:

-¡Animo, hija! Tu fe te ha curado.

Y en aquel momento quedó curada la mujer.

Jesús llegó a casa del personaje y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo:

-¡Fuera! La niña no está muerta, está dormida.

Se reían de él.

Cuando echaron a la gente, entró él, cogió a la niña de la mano, y ella se puso en pie.

La noticia se divulgó por toda aquella comarca.



Ven tú y vivirá. Me asombra la fe de este personaje que se arrodilla ante Jesús. Y estamos hablando de una persona que había fallecido.


Una vez más, vemos que para Jesús, Dios, nada hay imposible. Todo lo puede, eso decimos en el Credo. Pero, muchas veces no creemos esta afirmación: ante las guerras, injusticias, etc. No creemos que Dios puede acabar con todo eso. Nos da muchas veces la sensación que el mundo ya está perdido. La fe, más bien nos dice lo contrario: puedes confiar porque el destino nuestro está en sus manos.


También podemos señalar que la presencia de Jesús es vuelta a la vida. Viviremos por Él, por eso, pidámosle que venga, que venga siempre, que venga todos los días, para que vivamos. Seamos conscientes de la bendición que es que Jesús venga a tu vida.  

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