jueves, 8 de julio de 2021

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 9 DE JULIO

 Mt 10,16-23: No seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre.



En aquel tiempo, dijo Jesús a sus Apóstoles:

-Mirad que os mando como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas.

Pero no os fiéis de la gente, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa; así daréis testimonio ante ellos y ante los gentiles.

Cuando os arresten, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.

Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra sus padres, y los matarán.

Todos os odiarán por mi nombre: el que persevere hasta el final, se salvará.

Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra.

Creedme, no terminaréis con las ciudades de Israel antes de que vuelva el Hijo del Hombre.



Nos invita a la confianza no exenta de realismo, tanto en las palabras anteriores (os mando como ovejas entre lobos), como en estas: no seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre. 


Confiar en Dios es nuestra salvación porque es poner toda la verdad de nuestra vida: que estamos en las manos de Dios. Por eso, no nos asentamos en nuestra confianza, que es importante, sino sobretodo en la confianza en que Dios está con nosotros y no nos soltará. Somos nosotros los que tenemos que ser siempre conscientes de ello. Esta confianza no implica estar de manos cruzadas, sino al contrario, como sabemos que estamos con Dios, puedo ir y hacer con más confianza porque Él está conmigo. 

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