lunes, 4 de diciembre de 2023

HOMILÍA EN EL NOVENARIO DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA OROTAVA. 4 DE DICIEMBRE DE 2023

Celebrar la Inmaculada es celebrar el misterio central de María, es celebrar su pureza, no sólo antes sino durante toda su vida.


Desafortunadamente nuestra cultura pansexista sólo entiende la pureza en materia sexual. No obstante, la pureza de María y a la que estamos llamados todos es una pureza profunda y radical, que abarca todo el ser.  Su pureza consiste en que la obra creadora de Dios en Ella se trasluce perfectamente en toda su belleza original. Es un don ciertamente, pero es necesario pedirlo y corresponderlo. Así que también tiene mucho mérito.

Es necesario no poner el ego, la rebeldía humana a buscar otras formas de ser, vivir y ver distintas de las que Dios quiere. La pureza no sólo trata de evitar las situaciones que puedan mancharnos, sino que positivamente busca la luz de Dios en todo. Es así que es muy lógica la bienaventuranza que dice “bienaventurados los limpios de corazón porque verán a Dios”. Y es que el limpio, el puro, no lo es sólo o principalmente en el cuerpo, sino en el corazón.


Busca con todo su ser a Dios. cuando actúa trata de tener pureza de corazón poniéndose en un segundo plano, para que la voluntad de Dios sea realizada. Busca ver a las personas y a las cosas como Dios las ve, por eso no juzga, no se burla, no cosifica a nadie. Mira con ternura y verdadero interés, como nos ve Dios. El limpio de corazón, es aquel que en su corazón sólo tiene un amor y ese es Dios.

Por todo esto, es clarísimo que Santa María es purísima, pues ella como nadie ama a Dios y a nosotros como Dios nos ama. Eso la llevó a un comportamiento corporal irreprochable, pero es que ya era irreprochable en el corazón.


Si bien, la pureza principalmente está en el corazón, pero también en el pensamiento, y comienza en la mirada. Quisiera hablar brevemente de la mirada, de la pureza de la mirada de María.

Esta imagen, igual que la que tengo en la parroquia de la concepción en el Realejo Bajo, donde sirvo, me cautiva esa mirada.

Un obispo ya fallecido me dijo que se cruzó con dos santos: Teresa de Calcuta y el Hermano Roger de Taizé y tenían una mirada especial. El mismo Moisés cuando bajaba de hablar con Dios, tenía un brillo en la mirada y tenía que ponerse un velo.


María es la de la mirada limpia (porque puro es su corazón).

De Jesús diremos lo mismo. De hecho, algo percibieron en su mirada, o sus palabras, porque inmediatamente los distintos discípulos y no discípulos como Zaqueo y Mateo, lo dejaron todo y lo siguieron.

Una mirada como nadie.

Diremos de María: ¡Qué bello es tu mirar!


Necesitamos cultivar esa mirada, es una mirada atrayente, una mirada profunda, una mirada que no asusta, que gusta mirar.

Y no voy a entrar en la cantidad de miradas malas que hay: miradas desequilibradas, de concupiscencia, enfermizas, atravesadas, juzgadoras, etc


Quisiera poner el truco que tenía María, y los santos.

María tenía puestos sus ojos en los ojos de su Hijo Jesús.

Para poder mirar como lo hace Él. Para mirar a través de Él.

Que maravilla de logo del año de la misericordia con los tres ojos (de Jesús y Adán, en la cual, un ojo es compartido). Me gusta tanto ese icono.

La mirada de Jesús es una mirada serena y profunda, comprensiva y amorosa, tierna y misericordiosa, acogedora y envolvente.

Cuanto podríamos aprender de esa mirada. Mirar a través de Jesús.

Al mirar así, miramos a todos. De hecho, en la filma de Juan Diego, en la pupilas de los ojos se reflejan a las personas. María nos tiene en su mirada. Miremos como ella.

Así mira María, así mira Dios.


Santa María de la mirada limpia, muéstranos a Jesús; pon a Jesús en nuestros ojos, como lo llevabas retratado en los tuyos. Quiero ver todo desde Jesús, con los ojos de Jesús. Que yo vea las cosas como tú las ves, Señor, que viniste a enseñarnos a mirar.


Santa María de la mirada limpia, quita la suciedad de nuestros ojos y de nuestro corazón, y haz de nuestros ojos, instrumentos de evangelización, portadores de la Buena Noticia. 

Santa María de la mirada limpia, Inmaculada Concepción, ruega por nosotros. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario