No temas, que te he redimido, te he llamado por tu nombre, tú eres mío [...] porque eres precioso ante mí, de gran precio, y yo te amo." Is 43, 1b.4a
jueves, 22 de noviembre de 2012
Comentario al evangelio del 22 de Noviembre
Lc 19,41-44:
En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, le dijo llorando:
-¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz!
Pero no: está escondido a tus ojos.
Legará un día en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra.
Porque no reconociste el momento de mi venida.
De entrada, llama la atención a Jesús llorando. Pocas veces, los evangelios nos lo describen así. Vemos la gran humanidad del Señor. Cuando muchas veces, podremos sentir o pensar que Dios está lejos de nosotros, que no le importa mi situación...Jesús que es el Verbo de Dios, la Palabra de Dios, la transparencia del Padre, llora.
Y llora por el gran drama del hombre: ha cerrado sus ojos a su venida. Por encima de todas las preocupaciones y males, el mayor de todos, es el no-reconocimiento de Jesús.
Y éste es el gran dolor de Jesús.
Se acerca la Navidad. Tendremos 4 semanas para prepararnos. 4 semanas para aprender a abrir nuestro corazón a Él.
Viene a traernos la paz, la salvación. Pero si no le abrimos...(el texto de la primera lectura de ayer decía: Estoy a la puerta llamando: si alguien oye y me abre, entraré y comeremos juntos
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