No temas, que te he redimido, te he llamado por tu nombre, tú eres mío [...] porque eres precioso ante mí, de gran precio, y yo te amo." Is 43, 1b.4a
jueves, 29 de noviembre de 2012
Comentario al evangelio del 29 de Noviembre
Lc 21,20-28:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que está cerca su destrucción.
Entonces los que estén en Judea, que huyan a la sierra; los que estén en la ciudad, que se alejen; los que estén en el campo, que no entren en la ciudad; porque serán días de venganza en que se cumplirá todo lo que está escrito.
¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días!
Porque habrá angustia tremenda en esta tierra y un castigo para este pueblo.
Caerán a filo de espada, los llevarán cautivos a todas las naciones, Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que a los gentiles les llegue su hora.
Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas,
y en la tierra angustia de las gentes,
enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje.
Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad,
ante lo que se le viene encima al mundo,
pues las potencias del cielo temblarán.
Entonces verán al Hijo del Hombre
venir en una nube,
con gran poder y gloria.
Cuando empiece a suceder esto,
levantaos, alzad la cabeza;
se acerca vuestra liberación.
Jesús nos sigue poniendo motivos para la esperanza y la confianza. El mundo no va a abocado al caos absoluto. Habrá destrucciones, pero ése no es el final. Estamos en la manos de Dios.
Dos motivos de esperanza: "Entonces verán al Hijo del Hombre venir en una nube con gran poder y gloria". Lejos de haber un caos, el mundo llega a su cumplimiento, instaurar todas las cosas en Cristo.
Y por otro lado, también Jesús nos recuerda el sentido de su venida y el otro motivo de la confianza: "cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación".
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