jueves, 7 de marzo de 2013

Comentario al evangelio del 7 de marzo

Lc 11,14-23: En aquel tiempo, Jesús estaba echando un demonio que era mudo y, apenas salió el demonio, habló el mudo. La multitud se quedó admirada, pero algunos de ellos dijeron: - «Si echa los demonios es por arte de Belcebú, el príncipe de los demonios.» Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo en el cielo. El, leyendo sus pensamientos, les dijo: - «Todo reino en guerra civil va a la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino? Vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belcebú; y, si yo echo los demonios con el poder de Belcebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros. Pero, si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín. El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama.» El que no está conmigo, está contra mí. Duras palabras del Maestro. Con Él no valen las medias tintas. No vale lo que hacemos nosotros en muchos ámbitos "un pie dentro y otro fuera". Ya lo dice la Escritura en Apocalipsis, "no eres frío ni caliente, te voy a vomitar". Cuando estamos en esa dinámica, estamos contra Él. En este tiempo de Cuaresma y en este año de la FE, el Señor nos invita a "vivir el Evangelio", a estar con Él. Los discípulos lo dejaron todo para estar con Él. Estar con Él implica una actitud orante, pero también una actitud de disponibilidad a ser conducido por el Espíritu. Estar con Él implica renunciar a nuestras "cosas", entendiendo por ésto, nuestras ilusiones, proyectos. Ahora todo queda en un segundo o tercer plano, para cobrar protagonismo sólo Él. Él es el "fuerte", por eso es nuestro bien, nuestra salvación dejarlo todo por Él. Lo contrario sería dejar la casa libre para que entren los ladrones. ¿Preferimos a los ladrones...?, o ¿lo preferimos a Él?. Que el Espíritu nos vaya empujando para seguirle a Él.

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