sábado, 30 de marzo de 2013

Homilía Vigilia Pascual

¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?. No está aquí, HA RESUCITADO. Éste es el grito de la Vigilia Pascual. Ha resucitado. Vive de nuevo. Los 40 días de Cuaresma y las lecturas de esta noche nos preparan para la gran noticia. Es la noticia que les da el hortelano a las mujeres. Una noticia que deja conmocionadas a las mujeres. Una noticia que no podría ser inventada. Resucitar…esa palabra no tenía cabida en la mentalidad de los judíos. Por tanto, no puede ser invención de las mujeres. Por eso, a los apóstoles les cuesta entender y creer. Pensaban que estaban locas, fruto de su ansiedad. Quizá nos pase lo mismo que a los apóstoles. ¿Creemos nosotros a las mujeres…? ¿De verdad creemos que Jesús ha resucitado…?. ¿Y qué hacemos con estas caras de agobio, de tristeza…?. No me quedo convencido… ¿Y que significa que Cristo ha resucitado? La respuesta más común: que vive. ¿y…? ¿Y eso que tiene que ver con nosotros…? Parece ser uno de los grandes problemas hoy en día. Todo está reducido a la subjetividad. Que Cristo ha resucitado implica que vive en medio de nosotros. Que Cristo ha resucitado significa que no moriremos para siempre, si creemos en Él. Que Cristo ha resucitado significa que ha triunfado EL AMOR, LA TERNURA Y LA BONDAD. Lo dijimos el Domingo de Ramos. Ha triunfado el proyecto de Jesús. Es el proyecto ganador. Ahora sí que no podemos elegir. Ya no son simplemente unas palabras utópicas y bonitas. Este es el camino. Esto implica que ya no podemos quedarnos atrás. Ahora tenemos que seguir este proyecto. Entonces nuestro camino es el camino de la ternura y la bondad. Descubramos el gran poder de la ternura. - El aceptar a las personas y a las situaciones tal como son, es la gran fuente de paz interior. - Y ocurre que cuando alguien se siente profundamente comprendido y amado, sin querer ser cambiado, a veces algo ocurre en su corazón, y se despierta un enorme poder auto-sanación y auto-transformación. - Toca el corazón de la autoestima. Es fundamental en el desarrollo del niño y luego en cada etapa de la vida. - Necesaria para ser felices en la convivencia con otras personas (en el hogar y también en otros ámbitos como empresas y organizaciones). La falta de ternura lleva a las luchas de poder, la competencia, la impaciencia, el control, el agotamiento, la tensión emocional, la frustración, el enojo, etc. La presencia de ternura, lleva a la aceptación, el disfrute, el desarrollo de cada uno, a su propio ritmo, a su propia manera. Piero Ferrucci: El poder de la bondad. La bondad hace a las personas más sanas y felices. Es la actitud más económica y pragmática que existe, puesto que nos permite ahorrar mucha energía en sospechas, preocupaciones, resentimientos, manipulación y reacciones a la defensiva. En este libro sencillo e inspirador, su autor nos demuestra que, en este momento crucial para la humanidad, la bondad no es un lujo sino una necesidad. Ser bondadoso con los demás es hacerse, además, el mejor regalo a uno mismo. Es un ser humano que sabe y debe sacar el mejor partido de las facultades que nos han ayudado a lo largo de nuestra evolución. Estamos hechos para la bondad Según Sharon Salzberg, en su libro "Loving Kindness", Buda enumera los beneficios de la bondad de la siguiente manera: La persona bondadosa: Dormirá con facilidad. Se despertará con facilidad. Tendrá sueños agradables. La gente la querrá. Lucirá un rostro radiante. Su mente será serena. Siendo ya anciano, el gran autor inglés Aldous Huxley, pionero en la investigación de las técnicas destinadas a desarrollar los potenciales humanos, respondió así a una pregunta que escuchaba reiteradamente, sobre cuál es el sistema más eficaz para transformar nuestra vida: "No deja de ser desconcertante que después de tantos años de investigación y experimentación deba decir que la respuesta más acertada es: simplemente, procura ser un poco más bondadoso". Piero Ferrucci está convencido de que, como seres humanos, sólo tendremos futuro si pensamos con el corazón. En "El poder de la bondad", nos hace una lista de una serie de cualidades (18) que nos inducen a ello y nos permiten vivir una vida más sana y feliz. (http://crecejoven.com/salud--el-poder-de-la-bondad) 1. La honestidad. Ser transparentes es un alivio, el no tener que fingir simplifica nuestra vida. Debes dejar que los otros te conozcan sin mentiras ni dobleces. Tan pronto como te vuelvas realmente transparente, empezarás a sentirte mejor. Pero la honestidad es una conquista. Debemos aprender paulatinamente, lo cual hace que seamos más fuertes y maduros. Escribir sobre nosotros mismos es una buena forma de conectar con nuestras emociones, una autorrevelación. 2. El calor humano. El efecto del calor y la bondad son duraderos. Piensa cómo un encuentro con una persona cálida y amable hace que te sientas mejor. 3. El perdón. El perdón significa que no deseas seguir albergando ira debido a una vieja ofensa y, por ende, amargándote la vida. A veces el perdón es el único remedio para aliviar un intenso sufrimiento. Una persona incapaz de perdonar es comparable a una ciudad con el tráfico congestionado: calles bloqueadas, coches atascados con el motor en marcha, que no pueden circular, exhalando humos que contaminan el ambiente. Ese es el estado del resentimiento: la energía vital bloqueada, entorpeciendo el pensamiento, envenenando la vida. 4. El contacto. Desarrollar el contacto humano (emocional o físico) nos ayuda a sentir en conexión y derrite las armaduras más difíciles. 5. Sentirse integrado. Formar parte de un grupo o una comunidad te reporta numerosos beneficios. La clave reside en la bondad de la mirada. “Lo miró con benevolencia”. 6. La confianza. Confiar es apostar. Cada vez que confiamos en alguien, nos la jugamos. Pero la alternativa es peor, porque si no nos arriesgamos no conseguimos nada. La confianza tiene la propiedad de relajar las inhibiciones y resolver viejos traumas. La confianza nos aproxima a los demás. Sin embargo, espera sólo lo que las personas quieran ofrecer libremente; vigila tus exigencias. Las personas que esperan demasiado (sin consultar a las demás) son las que luego van quejándose de que "el mundo no es de fiar" y "la gente les falla". 7. Prestar atención. Lo único que realmente cuenta es el momento presente. Deshazte de miedos y preocupaciones y sumérgete en el momento que te toca vivir, disfrutarás mejor lo que te ocurre y evitarás desaprovechar oportunidades que pasan por tu lado continuamente. Lo único que diferencia a las personas "afortunadas", que sienten que su vida está llena de casualidades a su favor, de las demás, es que éstas están más relajadas y tienden a ver no sólo lo que buscan sino también lo que no buscan, abiertas a lo novedoso e inesperado, y capaces de reconocer sus oportunidades. 8. La empatía. Se trata de la expansión de la conciencia. Si te muestras insensible a las emociones de los demás cada relación se convierte en una farsa imposible. La empatía es el mejor medio de construir y mejorar una relación. 9. La humildad. Recuerda: no eres la única persona que cuenta. En ocasiones la humildad es dura, incluso dolorosa. Pero en todo caso, siempre es beneficiosa. Con frecuencia nos volvemos más humildes después de un fracaso; comprendemos que somos falibles y vulnerables. 10. La paciencia. La virtud de la paciencia se demuestra en primer lugar al tratar con personas difíciles, las que se niegan a escuchar la voz de la razón, las que pierden los estribos a la primera de cambio, las que se niegan a ceder. Nuestra reacción al enfrentarnos a ellas suele ser de irritación, o bien expresamos nuestro enojo o sufrimos en silencio. 11. La generosidad. Ser generoso es arriesgado. La generosidad significa derrotar viejos temores (a la pérdida), y significa también redefinir nuestros límites. Entonces se produce en nosotros una profunda transformación. Para la persona generosa los límites son permeables. Lo que es tuyo -tu sufrimiento, tus problemas- también es mío: esto es compasión. Lo que es mío -mis bienes, mi cuerpo, mis conocimientos y facultades, mi tiempo y mis recursos, mi energía- también es tuyo: esto es generosidad. 12. El respeto. La forma en que miramos a los demás nunca es neutral, puesto que transformamos lo que vemos. El respeto consiste en molestarte en conocer a fondo a la persona que tratas, reconocerla como una persona real y única. 13. La flexibilidad. La flexibilidad es una forma de sabiduría práctica, una inteligencia que vive en el presente, que intuye el cambio y posee la maleabilidad necesaria para adaptarse a las nuevas circunstancias. La flexibilidad no es sólo una estrategia útil sino una cualidad espiritual. Significa librarnos de las ataduras, prestar atención al presente, aceptar las cosas como son. 14. La memoria. En nuestra mente narcisista, las otras personas sólo existen cuando las vemos, las tocamos, las escuchamos o cuando pensamos en ellas. Recordar es vivir. Olvidar es morir. No comprenderemos las relaciones que mantenemos con los demás si no entendemos profundamente hasta qué punto nuestras vidas están entretejidas con el pasado, el presente y el futuro, hasta qué punto forman parte unas de otras, y hasta qué punto cada uno de nosotros es todos los demás. 15. La lealtad. La capacidad de durar a pesar de los momentos difíciles y problemáticos es un ingrediente esencial de la bondad, se llama lealtad. Lealtad significa "estar con"; respetar lo que cuenta por encima de todo y seguir haciéndolo a pesar de los obstáculos. 16. La gratitud. La gratitud es ante todo una actitud mental. Se basa en reconocer el valor de lo que la vida nos ofrece, y el hecho de comprenderlo libera nuestras emociones. Si reconoces el valor de lo que posees te sentirás rico y afortunado; si no, te sentirás pobre y desgraciado. La auténtica gratitud nace cuando están presentes la solidaridad y la conciencia del mal; de lo contrario sólo se trata de un optimismo falso y superficial. 17. El servicio. Cuando alguien tiene un gesto amable con nosotros solemos recordarlo durante mucho tiempo, quizás siempre. El servicio no es sólo lo que uno hace sino lo que uno es. En ocasiones una persona, con su mera presencia, hace que nos sintamos mejor, más en contacto con nosotros mismos y más contentos. 18. La alegría. Es nuestro estado natural, estamos programados para ser alegres. La alegría constituye la base de la bondad porque la auténtica bondad sólo puede ofrecerse con alegría. Y el sentido del humor es un gran ingrediente. El perfeccionismo o el sentido de culpa obstaculizan la alegría, pero el simple hecho de detectarlos nos acerca un poco más a esa puerta. También ayuda preguntarnos qué nos hace felices y regalarnos esas situaciones siempre que podamos. Con la práctica, cualquier cosa que lleguemos a hacer, incluso aquéllas que requieran esfuerzo y sacrificio, pueden llegar a ser realizadas con alegría. Cualquier acto de bondad, con alegría, será más auténtica y mejor recibida por ambas partes.

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