miércoles, 10 de enero de 2024

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL 11 DE ENERO DE 2024

  Mc 1,40-45: La lepra se le quitó, y quedó limpio.

En aquel tiempo, se acerca a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:

«Si quieres, puedes limpiarme».

Compadecido, extendió la mano y lo tocó diciendo:

«Quiero: queda limpio.»

La lepra se le quitó inmediatamente y quedó limpio.

Él lo despidió, encargándole severamente:

«No se lo digas a nadie; pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó

Moisés, para que les sirva de testimonio.»

Pero cuando se fue, empezó a pregonar bien alto y a divulgar el hecho, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en lugares solitarios; y aun así acudían a él de todas partes.


Reflexión


Vamos poco a poco conociendo a Jesús que es el rostro de la misericordia del Padre, por tanto, Jesús nos muestra como es Dios.


Y vamos viendo que no se ciñe a las “normas” establecidas, sino sobretodo a la compasión, al hombre, a la persona que tiene enfrente.


Las normas impedían al leproso acercarse a las personas. Y Jesús deja que se acerque. No lo rechaza y encima lo toca.


Pensemos en nuestra sociedad, hay varias lepras, grupos rechazados y la actitud de Jesús en vez de ser legalista, de rechazo, de juzgar, es una actitud de acogida, de compasión, de misericordia.


Pensemos, así es Dios con nosotros siempre. Así es Dios con todos. Así debemos ser nosotros con todos.

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