No temas, que te he redimido, te he llamado por tu nombre, tú eres mío [...] porque eres precioso ante mí, de gran precio, y yo te amo." Is 43, 1b.4a
miércoles, 24 de octubre de 2012
Comentario al evangelio del 24 de octubre
Lc 12,39-48: Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete.
Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis, viene el Hijo del Hombre.
Pedro le preguntó:
-Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?
El Señor le respondió:
-¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas?
Dichoso el criado a quien su amo al llegar lo encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes.
Pero si el empleado piensa: «Mi amo tarda en llegar», y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y beber y emborracharse; llegará el amo de ese criado el día y a la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles.
El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra, recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos.
Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá.
Este evangelio me invita a trabajar y ser luz y levadura en la masa. El Señor nos exige porque nos ha dado la capacidad para ser testigo. Ya lo llevamos dentro. Puede ser que no terminemos de "confiar". Por eso, el Papa ha instaurado este año dedicado a la fe.
Se nos invita a lanzarnos, a no tener espiritualidad de estufa (que bien se esta aquí), sino la espiritualidad del enviado.
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