No temas, que te he redimido, te he llamado por tu nombre, tú eres mío [...] porque eres precioso ante mí, de gran precio, y yo te amo." Is 43, 1b.4a
miércoles, 31 de octubre de 2012
Comentario a la fiesta de Todos los Santos
TODOS LOS SANTOS
ABIERTOS A DIOS ABIERTOS AL MUNDO
HOMBRES Y MUJERES CUYAS VIDAS APUNTAN A DIOS. Hombres y mujeres cuyas historias dejaron huella, por la forma en que amaron, acariciaron, hablaron o actuaron. Hombres y mujeres conocidos, o anónimos. De todas las épocas. En todos los contextos.
Siempre ha habido gente capaz de dejar que, desde dentro, brotase con fuerza el torrente del evangelio. Gente de carne y hueso. No son perfectos, al menos no con la perfección irreal de los puros. Sus historias tienen aciertos y errores. Su carácter, como tantos otros, es complejo. Tienen virtudes y defectos. Hay en sus vidas bien y pecado. Lo que marca la diferencia es que, en algún momento, se dejaron seducir por Jesús y su buena noticia. O, incluso sin conocerlo, su vida transmitió esa semilla de divinidad que llevamos dentro.
EN SU MEMORIA, HOY, BRINDAMOS
>«De los manantiales sacas torrentes que fluyen entre los montes» (Sal 104,10)
Todos buscamos fuentes en las que se alimentan nuestros sueños y metas. Bebemos en la gente que conocemos. En los medios de comunicación y sus mil sucesos. En los libros. En nuestra propia historia, trenzada en conversaciones, ocurrencias, amores y desamores. Manantiales que dan fortaleza o motivos. Hay quien lo construye todo sobre historias concretas, cotidianas, que tienen algo de fugaz. Quizás todos lo hacemos, a veces. Pero hay quien es capaz de elevar la mirada, e intuir algo mayor, algo eterno, algo bueno. ESOS SON LOS SANTOS.Los que intuyen a Dios, de tal manera que les transforma por dentro. Entonces sus vidas irradian algo diferente. Sus palabras evocan una Palabra eterna. Sus gestos son una danza definitiva que dibuja siluetas de una verdad que intuimos.
Respondió: «Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas, con toda tu mente, y al prójimo como a ti mismo» (Lc 10,27)
Los santos no se evaden, para refugiarse en una intimidad solo poblada por Dios. Al revés, la fe les abre al mundo. Les acerca al prójimo. Les llena de motivos para el encuentro. SON MAESTROS, SANADORES, ARTISTAS, QUE COMPARTEN LAS ZOZOBRAS Y LAS ALEGRÍAS DE LA GENTE. Disfrutan con la vida bien concreta y real, ríen alto y fuerte. A veces también lloran. Arriesgan, en ocasiones hasta dar la vida por enfrentarse a lo injusto. Como hizo Jesús, en cuyo espejo se miran. Otras veces es la suya una entrega más callada, más cotidiana, que va construyéndose en el día a día. Todos los santos del mundo y de la historia. Al recordarles, lo hacemos con gratitud, con admiración, pero también con la conciencia de que CADA UNO DE NOSOTROS ESTÁ LLAMADO A VIVIR EL EVANGELIO CON LA MISMA PASIÓN, HONDURA Y RADICALIDAD.
(cogido de http://www.pastoralsj.org/)
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Hola querido amigo, saludos y un fuerte abrazo.
ResponderEliminarMil gracias por esta reflexión para la Solemnidad de los Santos. Dios te bendiga.
Con afecto Fray Rodolfo de Jesús O.Carm.