martes, 25 de septiembre de 2012

Comentario al evangelio del 25 de septiembre

Lc 8,19-21: Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra. En aquel tiempo, vinieron a ver a Jesús su madre y sus hermanos, pero con el gentío no lograban llegar hasta él. Entonces le avisaron: -Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte. El les contestó: -Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen por obra. Parece que en Jesús está clarísimo, escuchar la Palabra de Dios y ponerla por obra. Y así lo creo yo también. El futuro del cristianismo pasa, principalmente por aquí. Pasa por que los cristianos desenpolvemos sin miedo la Palabra de Dios y seamos oyentes de ella. Ahora que están de moda distintos tipos de meditación, relajación, concentración, etc...donde podemos llegar a una unión en nosotros y comunión con la naturaleza, ser supremo...los cristianos tenemos que rescatar la oración y meditación de la biblia. Tenemos que rescatarla porque quizá, muchos, al no ofrecerles ésta, o al adulterarla o convertirla en algo light, hemos provocado un vacío. Y así hoy, muchos buscan fuera métodos de unión al ser, dado que no somos capaces en las comunidades cristianas de ofrecerles "el encuentro con Dios". Hay una modalidad de oración, que pienso que podría ser una herramienta muy válida hoy en día: la lectio divina. Es una modalidad donde puedes "gustar y saborear" la Palabra, con una profundidad y sencillez increíbles. Que los cristianos nos animemos a meditar la Palabra. Ella por sí, tiene fuerza suficiente para enviarnos luego a la misión y a la entrega a Dios y a los demás.

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